En Italia, según el Ministerio del Interior, la trata de personas constituye la tercera fuente de ingresos para las organizaciones criminales, después del tráfico de armas y de drogas.
La normativa italiana para el contrasto a la trata de seres humanos està fundada esencialmente sobre la Ley n. 228 del 11 de agosto de 2003, intitulada “Medidas contra la trata de personas” y sobre el artículo 18 del decreto legislativo 286 de 1998 (Texto único de inmigración).